¿Hasta qué punto tenemos el poder de elegir? ¿Baile o Sumo?
Creo firmemente que tenemos el poder de elegir. Entre el estímulo y la respuesta, como dice Stephen Covey (y otros), existe un espacio de libertad donde desde la conciencia podemos tomar un camino u otro.
A la vez, cuando observo los temperamentos psicológicos innatos (descritos por ejemplo por el MBTI) veo que “nuestro cableado de base” nos orienta muchísimo hacia ciertos caminos que nos son más fáciles de transitar: la famosa zona de confort.
A algunos les sale organizar el mundo exterior (y curiosamente hay muchos en situación de mandos en nuestras empresas), a otros les sale entender sin esfuerzo a las otras personas y se encuentran en oficios relacionados con la salud. También hay quien tiene constantemente ideas y disfruta cuando encuentra un sitio donde las puede expresar, pero se muere si se tiene que transformar en un mero ejecutor de tareas (por cierto, esto algunos lo disfrutan muchísimo).
En cambio, otros leen el futuro sin esfuerzo y se encuentran en puestos de alta dirección o trabajan de Pitonisa Lola con o sin bola de cristal. ¿Si nací con cuerpo de bailarina, podré ser campeón/a de sumo? ¿A qué precio? ¿O es mejor que me dedique al baile?
Como mi nombre indica, no soy gallego… pero mi respuesta es: depende.
Cuando nuestro grado de conciencia está poco desarrollado, “el temperamento” podrá con nosotr@s. Buscaremos de manera inconsciente un campo donde nos podamos expresar con facilidad y puede que suframos si no lo encontramos. A veces el condicionamiento que recibimos de nuestros padres va en contra de nuestro tipo: “Entiendo que quieres dedicarte a la música pero primero haz unos estudio serios, cariño”.
Si conseguimos encontrar un lugar, un oficio, unas relaciones adecuadas, disfrutaremos ya que será fácil. Nuestro poder de elección estará muy enfocado a satisfacer nuestros impulsos innatos, fabricar un mundo adaptado a lo que nos mueve. ¡En esta fase, la elección será Baile!
Veremos en el post siguiente cuándo toca Sumo…